El coto de Vegaquemada, en el río Porma se sitúa entre las localidades de Lugán y Boñar, a su paso por Palazuelo y Vegaquemada. Es en este coto donde el Porma alcanza la planicie, el río se abre y las corrientes y tablas se alternan formando un acotado muy cómodo de pescar y cuya población truchera es más que aceptable. Destacar para los que lo desconozcan que su caudal está condicionado por el desembalse de aguas, ya que a esta altura el Porma es un río regulado.
La jornada de pesca
Con estos antecedentes me dirigía ya a punto de finalizar la temporada a pescar este tramo, casi en mediados de Octubre, un mes extraño de pesca para muchos, pero que aquí en León y en ríos regulados quizás sea la mejor época para la pesca.
Primera parada en Palazuelo y nada más bajar del coche me encuentro con el guarda, una pequeña charla sobre el coto, un intercambio de papeles, y para el río.
Baje andando río abajo, para comenzar a pescar por debajo del pueblo, y me puse manos a la obra. El caudal un poco escaso, pero para mi gusto ideal. Las primeras tiradas eran más de ninfa que de seca, así que preparé dos ninfas y comencé a pescar al hilo. Estaban de picar y no tarde en sacar la primera.
Cambiaba ninfas y probaba diferentes modelos, grandes, en faisán, perdigones…etc y todas funcionaban, día de suerte, pensé para mi. Entre tanto de nuevo el guarda me hacía una visita, no había pasado una hora y ya me lo encontraba por segunda vez en el río, y no sería la última.
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Las ninfas de faisán y perdigones daban buenos resultados |
Me asomé a la tabla que hay antes de Palazuelo y vi como empezaban a cebarse, sin dudarlo cambie a la seca.
En la misma tabla era difícil engañarlas, tube que recurrir a usar moscas en un 22 para conseguir clavar alguna, y por cierto, de poca talla. En la siguiente tirada me senté un momento en la orilla, mientras montaba un tándem, las corrientes eran las apropiadas para pescarlo así, y mientras hacía nudos la eclosión comenzó, pequeñas efémeras bajaban por el agua, algunas de ellas volando, otras placadas, o simplemente posadas sobre la película de agua con su alas plegadas, como si fuesen pequeños veleros.
No conseguía engañar una sola trucha, no salía de mi asombro, tenía la misma mosca que bajaba, pero no la querían, y es que a veces solo a base de probar se da con la solución. La situación era un tanto rara, si observaba las truchas veía como comían las moscas que iban placadas, es decir, que bajaban en spent, en cambio si ponía este tipo de imitación no la tomaban. Pero la cosa no quedaba ahí, ni tomaban las moscas en spent, ni tomaban las emergentes, tampoco las efemeras con alas en V …..desesperación total la mía. Media hora estube pensando y probando para dar con la mosca, que era la misma mosca pero con una sola ala en cdc y de tamaño de cuerpo un poco superior a la natural, en un 18. Pues si, pensé para mi, esto es León !
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Una captura con la efémera verdín #18 con una sola ala el cdc, la mosca de la jornada. |
Las truchas se cebaban, yo había puesto un tándem, y opte por no cambiar, eso si, en la seca puse una efémera oliva, el clásico verdín, ahora con una sola ala en cdc y cuerpo
verdín El Molino 5141, y como ninfa usaba un perdigón en anzuelo del 18, sangr, cobre, rojo o negro, todos estos colores me pescaban bien. Las truchas se cebaban arriba, pero conseguí engañar tantas arriba como abajo, como la ninfa seguía pescando no cambié mi forma de pescar.
Ya a la altura de Palazuelo las picadas se sucedían, bastaba con secar la mosca y volverla a posar, no eran necesarios lances largos ni largas derivas, picaban de cualquier manera, era una auténtica locura.
Las truchas no eran muy grandes, pero picaban en cantidad, y de vez en cuando salía alguna de 30 que alegraba el día de pesca. También sorprendía la variedad de libreas que presentaban, en muchos casos muy distintas entre si. El día pasaba de cubierto a soleado en cosa de minutos, y a veces hacía presencia la lluvia, un clima que nos gusta a muchos pescadores.
Debajo del puente había una garza muerta, cosas de la naturaleza que nos da la oportunidad de coger alguna pluma para usar después en el montaje de artificiales.
Ya al final de la tarde salía alguna mosca de mayor tamaño, pero la actividad arriba se había acabado, solo con las ninfas se conseguía alguna captura, la situación ahora era totalmente distinta, habíamos pasado de abundancia en picadas a las capturas esporádicas, lo bueno se habia acabado.
Con la última captura del día decía hasta luego a este coto. Pasados solo dos días volvía al mismo coto, eso si, de acompañante, sin caña pero con cámara, para ver como se defendía mi amigo Manuel por tierras leonesas. Una charla previa y nos fuimos para el río. Allí hicimos un primer intercambio de moscas.
La ninfa que le presté dio pronto resultados, aunque las suyas no se quedaban atrás, estaban más que probadas. Al igual que en días anteriores no era difícil sacar más de 5 truchas en la misma corriente, las ninfas pescaban muy bien, y pronto llegaría la hora de la seca.
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Trucha pescada con un perdigón sangre y cabeza plata, montado en un #18. |
Pasando las dos ninfas en zonas de corriente conseguía más capturas en la misma postura. Bajo las ramas que caían sobre el agua las truchas encuentran protección, son buenos sitios para buscarlas tanto a ninfa como a seca.
Apenas lo acompañé media hora, y pude comprobar que se defendía de maravilla, me fui a pescar un poco en el tramo libre de Boñar, y la verdad es que me lo pase en grande, parecía un auténtico sereno, incluso salían truchas de buena talla, un recuerdo imborrable para este invierno.
Al final de la tarde nos volvimos a encontrar. Manuel, gratamente sorprendido por la cantidad y calidad de las truchas de este coto, se despidió de mi comentándome lo bien que se lo había pasado, instantánea incluida para ilustrarme sus comentarios, esta sería una de las últimas capturas de la temporada.
Colabora Manuel G.
Agradecimientos: Casa Garea alojamiento rural
Que bonitas imagenes que me conectan a recuerdos de anos pasados y momentos muy buenos.
Gracias
me ha gustado mucho tu blog XD