Las 8 de la
mañana y aun me quedaba una hora hasta llegar a tierras de Babia, el día no
acompañaba de camino a Villafeliz, la lluvia no cesaba, pero las ganas de
pescar me hacían ver las cosas mejor de lo que estaban,  era principios de mayo, no era la mejor de las
fechas  pero esperaba que el chaparrón me
diese una tregua  y pudiese tomarle la
medida al que quizás sea uno de los mejores cotos de nuestra provincia.

Llegue a
Villafeliz y primer vistazo al rio, quizás me había imaginado una situación
mejor, pero la realidad me daba la espalda, el caudal alto, un poco tomado y el
agua helada, es lo que hay, pensé para mi, habrá que pescarlo a ninfa todo el
día. Mire al cielo, hay días que las cosas no se ponen a favor del pescador,
comenzaba a llover de nuevo.
 Me cambie allí
mismo, monte el aparejo, dos ninfas, la de punta en anzuelo del #12 y la otra
en un #14, y comencé a pescar con un 0,14. Al primer lance, primera picada….jajajaj….que
rápido se rindió pensé, ya decía yo, era una boga, y yo pensando que había triunfado
nada más llegar. La suelto, y al siguiente lance otra, y otra y otra, y claro,
ya me di cuenta de lo que pasaba, estaba situado por debajo de un salto de
agua, y estaban todas allí intentando remontarlo.
Subí por
encima del salto y en la primera poza que había clave una pequeña trucha, la
primera del día. Seguí pescando un rato sin tener picadas, hasta que llegue a
una tirada de  ensueño, despacio y con
buena letra fui pasando las ninfas, note la picada, clave y cuál fue mi
sorpresa acerco la trucha a la superficie, veo dos, ¡un doblete!, una en cada
ninfa, más suerte imposible, si no lo veo no lo creo.
Comenzó a
llover con fuerza, me puse el chubasquero y fui para el coche, lo de pescar
lloviendo se hace un tanto incomodo, y aun más cuando el viento frio de la
montaña te deja completamente helado, en estos parajes el invierno dura más de
lo normal. De camino al coche disfrutaba del entorno e iba pensando en lo
bonito que estaría el tramo en los meses de verano.
Después de
comer comencé en el puente de Rabanal, el sol se abría paso entre las nubes y
hacia la pesca más cómoda. De nuevo las bogas tomaban el protagonismo, había
corrientes que estaban totalmente plagadas, en algunas posturas sacaba una
docena sin apenas moverme  un par de
metros.
Aparecían
las primeras moscas, pero el caudal no estaba para pescarlo a seca, seguí  con las ninfas, cambiando y probando con unas
y otras, tanto los perdigones como las que van en oreja de liebre me dieron
buenos resultados. En algunos pozos cambiaba la la ninfa de punta por una mayor
para llegar más abajo, las picadas se iban produciendo, a veces bogas y otras
truchas, cuando no eran unas eran las otras las que hacían del día un tanto
entretenido. 
Al final  el día fue mejor de lo esperado, las
condiciones no eran buenas, pero las truchas dieron la cara y  me fui con muchos recuerdos de un rio y un
paisaje de los que no se olvidan fácilmente.

Related Posts

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *