El Omaña, situado
entre los montes de León y la cordillera cantábrica, sirve como límite de estos
sistemas montañosos que constriñen su caudal, y tan solo cuando el paisaje se
desliza hacia las comarcas de Luna y Ordás pierde de vista las cumbres y
encuentra vegas más amplias.  En su TLSM,
encajado entre los cotos de El Castillo y La Omañuela, tan solo hay dos lugares
para acceder en coche coincidiendo con su límite inferior y el superior. 

Este
aislamiento ha sido y es uno de sus mejores avales, conservando en sus montes y
sus aguas una calidad medioambiental que le ha valido formar parte de la Reserva
de la Biosfera de los valles de Omaña o Luna y su declaración como Lugar de
importancia comunitaria, Espacio Natural y ZEPA. Es también el hábitat de dos
de las especies más amenazadas, el oso pardo y el urogallo. A pesar de sus
muchas maravillas me quedo con sus negrillos.
Sus aguas
guardan una riquísima fauna invertebrada, pudiendo encontrarse durante toda la
temporada eclosiones simultáneas de varias especies, incluyendo especies cada
vez más escasas debido a la contaminación, como es la Ephemera danica.  Los mejores meses a priori ya que no es un
rio regulado, son mayo y junio, aunque personalmente me gusta mucho a
principios de temporada para pescar a ninfa tras los bolos de caliza donde se
apiñan las truchas para refugiarse de la corriente.

El mejor acceso está en la margen izquierda y coincide con la
carretera LE-493, pudiendo pararnos en varios puntos ya que el río discurre
paralelo. Una vez llegados al puente de Guisatecha, su límite inferior, podemos
dejar el coche en muchos lugares junto a la misma carretera que discurre
paralela al río. 
Quizás el tramo más visitado sea el inmediatamente superior al
pueblo de El Castillo y sus zonas aledañas.
Comenzando por su límite inferior podemos progresar por el cauce hasta este
punto sin gran dificultad, encontrándonos con un tramo precioso y muy variado
con la clásica secuencia de pozos y corrientes a cada cual más bonita. Este es
uno de mis tramos favoritos porque está menos «trallado» y es
relativamente abierto. De El Castillo para arriba el río tiene tramos muy
cerrados y la pendiente y profundidad ganan verticalidad, dificultando la pesca
pero guardando los mayores ejemplares del coto.
El tramo
menos andado y más cerrado es el más alto, por encima del pueblo de Vegarienza,
y si bien a mi no me gusta para pescar a mosca por su dificultad, es sin duda
el mejor destino para pescar a lance y ahogada.
A
«látigo»
No hay una
técnica mejor que otra en este coto, ya que a cada paso las echadas cambian y
las opciones pasan por escoger un aparejo y tirar solo en los lugares más
propicios o bien cambiar todo el tiempo. Si no nos decidimos, el tándem
resolverá gran parte de los lances. Lo más importante es acercarse con
discreción, ya que gran parte de los lances tendremos que hacerlos a menos de
10 m, y echarle imaginación para presentar el engaño con lances «de
fortuna».
Las ninfas
son muy bien aceptadas, si bien conviene probar colores hasta dar con el mejor
para ese día ya que suelen ser más selectivas que en otros lugares. El perdigón
pavo real,  el negro perla y el sangre
son mis favoritos. Un último consejo, no olvidéis llevaros un buen puñado de
ninfas grandes (#8-#12) que son muy eficaces durante toda la temporada debido a
la presencia de grandes efémeras como los Ecdyonurus.
En cuanto a
las secas, las atractoras (royal parachute, atractiva jarupiana) serán un buen
reclamo hasta el mes de junio junto a alguna imitación oliva, tricos de ciervo
y pardones. Nada nuevo. Tan solo dos excepciones: en este río emergen, y las
truchas las comen, las dos «moscas de mayo». En Mayo la Perla, y en
junio la Dánica. No es que sean moscas «mágicas», pero a mi al menos
me hace mucha ilusión pescar con ellas. 
A partir de principios de junio los tricópteros serán lo mejor en las
corrientes y las emergentes y pequeñas efémeras en las aguas más lentas. La
saltona común, la saltica, el trico de pavo real o los de pelo de ciervo en
tamaños 16 e inferiores.
Como dicen, vale más una imagen que mil
palabras, asique os invitamos disfrutar con nosotros de este día que de pesca
en el Coto del Castillo con  el programa Sivestria
del canal CyLTV.

A la Leonesa
A mosca
ahogada no faltan las corrientes donde engañar alguna pintona, aunque a partir
de junio el caudal merma y se hace más complicado, hasta entonces es una
técnica muy divertida. Una buena idea al llegar el estío es cambiar las boyas
por unas más pequeñas e hilos más finos. En este río no bajo el tamaño de los
anzuelos, en parte para prevenir el clavar a las pequeñas y en parte porque se
hace innecesario. Recomiendo llevar las moscas sin muerte ya que en este río,
vivero natural del Órbigo, hay una cantidad enorme de truchas pequeñas y  de esta forma es más fácil liberarlas.
 
El tramo que
más me gusta para la pesca a la Leonesa va desde una presa que hay en unos 500
m por encima de El Castillo hasta el límite superior. En este tramo la pesca a
mosca es más difícil y el agua corre más, y los lances se hacen más bonitos. Y
ya si llueve, podéis empezar a frotaros las manos.

Las
imitaciones que más me gustan a principios son la negra, el aceituna, el
falangista, pardón, morados y gris plomo. En este río, dependiendo de los años,
corre la sarnosa y hay que estar atento ya que produce gran actividad en los
peces. Una vez pasada la sarnosa, las moscas de verano empiezan a funcionar el
teja, carnes, salmones y demás colores claros, aunque lo que para mí nunca
falta son las moscas negras: hormigas, negra o la Torío son excelentes en los
días soleados o de viento.

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